Chito Morales

Desde niño, canté con mis hermanos la Palabra de Dios. No tenía ni idea de lo que hacía. Pero nos daban bombones al final de los recitales. Una vez, nos regalaron una cabra. Me he pasado la infancia en la carretera. Cuando crecí, me rebelé contra mi padre y contra lo que él creía. Cuando necesité un padre, tuve un visionario; con el tiempo, comencé a buscar por mí mismo.

 

Viví en la comunidad “Pueblo de Dios” durante casi diez años. Después, Silvia y yo, nos fuimos a vivir a Huelva, donde estuvimos un año; allí trabajé en una fundición, que era un sitio que nos daba para comer y me permitía seguir cantando con Brotes de Olivo. En el año 2000 nos mudamos a Talavera de la Reina, donde Silvia encontró trabajo en el colegio “La Salle”. Y ahí seguimos.

 

Escribo en mi propia página lo que Dios me da a entender, hago ponencias en universidades cuando me llaman, voy a colegios a cantar y hacer pensar: Hago canciones para otros. Y creo en Dios. Y en la música que diviniza todo lo que toca. Y, cuando la palabra de Dios se canta, entonces es un arma de construcción masiva, una devastadora colisión de Hadrones generando materia primigenia del Reino de Dios: Alegría, paz, preguntas y danzas.

Chito Morales

Ir a su blogClic aquí