Eres parte de esta familia grande que es la Diócesis de Jaén. Esta es tu feria. Esta es tu fiesta. No puedes vivir al margen de tu familia.
Puede que no te sientas del todo parte de esta familia. Pero esta es también tu feria. El Señor nos sorprende siempre. Déjate sorprender por él. No tengas miedo a ser feliz.
Si has participado en la Misión, seguro que te quedaste con ganas de más. Seguro que sentiste que la Misión 2019 se acaba, pero que tú, en tu parroquia y con tu parroquia, quieres estar en estado permanente de misión
Si has participado con tu grupo en la reflexión preparatoria para el Congreso Nacional de Laicos que se celebrará en Madrid en febrero del 2020, no puedes faltar a la Feria: aquí tienes tu puesto.
La Feria de la Fe es para adultos. Los adultos tienen en ella un montón de lugares que visitar y muchas actividades para compartir.
La Feria de la Fe es para jóvenes. Si eres joven, encontrarás en ella lugares para ti. Seguro que te gustará asistir a alguno de los conciertos de cantautores católicos que se sucederán en el espacio de música. Y algunos stands, con el de jóvenes y vocación o el de universidad te interesarán de modo especial.
Los niños también tienen cabida en la Feria de la Fe. No podemos privarlas de participar en ella. Hay un lugar muy amplio pensado para los más pequeños, en el que podrán disfrutar con actividades programadas especialmente para ellos, en el que podrán estar mientras sus padres, catequistas o acompañantes recorren la Feria.
La Feria la hacemos todos, pero la hacen especialmente los laicos, que en la Iglesia son la mayoría. Si este laico comprometido y si has participado en la reflexión preparatoria del Congreso Nacional de Laicos, tienes un cita especial de 11.00 a 13.00 horas.
Es el espacio más abierto de la Feria. A la gente, cuando viene a este pueblo, le gusta subir a ella. Desde arriba, la realidad se ve de otro modo, con más perspectiva y con más calma. Parece que en la Montaña se está más cerca de Dios: será por eso de que Dios vive en el cielo, los hombres en la tierra, y la montaña está ente medias de la tierra y el cielo. En la Montaña uno aprende a sentirse dichoso, agraciado y querido.
Le gusta a la gente venir a este parque. Es, dicen, «el pulmón del pueblo». Las personas vienen sobre todo el domingo, cuando la mayoría de ellas descansa de las tareas cotidianas y puede dedicarse a tareas importantes a las que otros días en lo que hay ocupaciones urgentes no se pueden dedicar. La gente de este pueblo sabe que lo urgente no debe impedirnos que dediquemos algo de nuestro tiempo a lo importante.
El pueblo esta dividido por un gran río. El Puente del Consuelo hace posible que los habitantes del norte y los del sur puedan comunicarse. No hay dos pueblos, uno arriba y otro abajo, sino uno solo, y bien avenido. Los que viven en la zona alta del pueblo se preocupan de los que viven en la zona baja. Y a los que habitan en la zona baja les interesan las cosas de los que viven en la zona norte del pueblo. El puente hace posible que el pueblo tenga, por así decirlo, un solo corazón.
Es una gozada visitar esta parte del pueblo. Es una zona singular. Las casas que hay en ella son de muy distintas épocas y estilos. Y quienes las habitan las han pintado de colores diversos. Pero el conjunto no resulta disonante. Han logrado crear una estampa de una rara y singular belleza. Si haces un paseo calmado por las callejuelas de este barrio, te sorprenderás.
El espacio central de la Feria de este pueblo está en la Fuente de la Vida. Todo el mundo pasa por ella, porque todo el mundo tiene sed. Y todos quieren calmarla con el agua fresca que brota de este manantial.
Este pueblo tiene una historia muy larga; de personas y de acontecimientos. Y a lo largo de estos siglos ha coloreado la cultura con sus vivencias. Y le ha dado fundamento con sus convicciones. Te gustará pasarte por el Palacio de la Historia. Porque tú formas también parte de este legado. Y este legado ha sido conservado año tras año para ti y para los tuyos.
En un rincón del Parque del Consuelo está el Jardín del Ruiseñor. Los habitantes de este pueblo lo llaman así porque las copas de los frondosísimos árboles que crecen en ese lugar están preñadas de nidos de pájaros cantores, que, sobre todo al amanecer y al anochecer, alegran con sus trinos a quienes se acercan. Los habitantes del pueblo creyente suelen venir también a este lugar para organizar certámenes de canto o simplemente para acompañar a los pájaros con sus voces.
Saliendo del Barrio de la Comunión encontrarás una casa grande, inmensa. Pero más grande aún es el patio que tiene adosado a ella. En él se reúnen los niños a compartir los juegos y las actividades. Es como el jardín del gigante del cuento de Oscar Wilde, en el que los más pequeños provocan una eterna primavera.
En el centro del pueblo está el Mercadillo de la Maduración. En él hay varias tiendas en las que la gente compra para regalarse y regalar. Hay muchos libros, porque en ellos están las claves para crecer. Pero también hay más cosas.
También en el centro del pueblo, hay una gran explanada, sin paredes, pero con «cielo artificial», para poder guarecerse de la lluvia. En ella, este pueblo celebra sus grandes fiestas, a las que están convocados todos. La mayoría de las veces eso ocurre en el domingo, que tiene para este pueblo un valor especial.
Más al oeste está ubicada la Plaza del Compromiso. Si la Explanada de la Fiesta es el lugar de la celebración, esta Plaza es el lugar del diálogo, de la toma de decisiones y de la asunción de compromisos en las tareas y responsabilidades comunes. Porque cada ciudadano de este pueblo es consciente de su corresponsabilidad y quiere profundizar en ella y ayudar a otros a hacerlo.
En la Manzana de los Cuatro Meseros se concentran lugares para comer. Para los habitantes de este pueblo, la comida no es solo para quitare el hambre; es una oportunidad para compartir con los otros, para fomentar la amistad y la comunión. A la gente de Pueblo Creyente le gusta compartir la mesa, abrirse a la fraternidad.
En una zona tranquila y silenciosa del pueblo está el llamado Pasaje del Perdón. El lugar se llama así por la antigua imagen de un Crucificado pequeño colocado en una hornacina entre los dos balcones de una casa. Tiene siempre un farolillo encendido. Cuando la gente pasa por delante de él, se santigua o le reza. Es el Cristo del Perdón.
En esta plazoleta los vecinos se juntan para hablar. A veces, al pasar por ella, se pueden ver varios corrillos de gente en animado diálogo. Sobre todo los fines de semana, algunos se pasan las horas muertas compartiendo sus reflexiones con quienes tienen ganas de pensar y de cambiar el mundo.
Comenzó cantando de niño en el coro de la parroquia de Cristo Rey de Jaén. Con 15 años, junto con unos amigos, puso en marcha un coro de jóvenes, donde aprendió a tocar la guitarra. Cursó estudios de violín y de piano en el conservatorio de Jaén. Formó parte durante un tiempo del grupo litúrgico-musical Escuch-Arte. Participó con la Delegación de juventud de la diócesis de Jaén en el musical Vida y dirigiendo al grupo Yoiré. Desde 2011 hace camino compartiendo sus propias composiciones.
Mabelé significa en lengua lingala «tierra fecunda”, “seno materno”. Es un grupo de tres personas, que crece con colaboraciones, que quiere servir a la Iglesia desde la música, y transmitir la alegría de sabernos hijos amados de Dios. Es deseo del grupo ayudar a la gente a rezar y a tomar conciencia de nuestra condición de constructores del Reino. En la música católica llevan mucho tiempo, al menos veinte años. Como grupo, muy poco, pero tienen una andadura prometedora.
Desde niño, cantó con sus hermanos la Palabra de Dios. Cuando creció, se rebeló contra su padre y contra lo que él creía y, con el tiempo, comenzó a buscar por sí mismo. Vivió en la comunidad “Pueblo de Dios” durante casi diez años. Desde el año 2000 vive en Talavera de la Reina. Escribe en su blog lo que Dios le da a entender, tiene ponencias en universidades, canta y hace pensar en colegios. Compone canciones para otros. Y cree en Dios. Y en la música que diviniza todo lo que toca.
El Árbol de Zaqueo es un grupo de música católica que nace con la clara vocación de evangelizar a través de la música, llevando la Buena Noticia de Jesús allí donde él mismo los llame. Nació en septiembre de 2016, comenzando una andadura que actualmente comparten dos cordobeses y dos antequeranos: José Carlos, Rafa, Pedro y Juan Fran, que quieren ser instrumentos de Dios fomentando la solidaridad y la justicia evangélica a través de la oración hecha música.
Con 14 años comenzó a ilusionarse por el sonido de una guitarra. Su andadura comenzó en el grupo músico-vocal Harijans del Movimiento de Acción Cristiana de Málaga. Harijans grabó dos discos de estudio (en 1999 y 2003). A partir de 2009, Unai comenzó a moverse en solitario y como cantautor. Desde entonces ha publicado 4 discos. También ha colaborado en distintos proyectos con otros artistas, y ha compuesto himnos y canciones para organizaciones religiosas, asociaciones y colegios.
Sofía es de Madrid. De formación, historiadora del arte; también estudió varios años en conservatorio, aunque se quedó a medias en la carrera musical. Sin embargo, el instinto y el gusto musical siguen ahí. Se define como aprendiz de artista (al fin y al cabo, Artista sólo hay Uno) e intenta responder, desde su pequeñez, a una llamada de la Belleza, que expresa con la fotografía, la poesía y la música. Escribe canciones más y menos explícitas, que siempre llevan algo de oración.
26 años cantando desde la gratuidad con la única razón de llevar al Dios de la Vida a través de su música. Más de 1.000 conciertos por Europa y America Latina. 12 discos que desde siempre ha ofrecido gratis en su web y de los que, sin embargo, ha distribuído 75.000 copias hasta el momento y que le han significado recibir un Disco de Oro, algo inaudito para la música cristiana. Todos los beneficios de sus discos van para fines sociales.
Escuch-Arte es un grupo litúrgico-musical que nace de la experiencia de una treintena de personas junto al grupo internacional Gen Verde durante una semana de vivencias, trabajo, alegrías… donde aprendimos a ser don los unos para los otros. ¿Por qué Escuch-Arte? Porque este nombre dice la importancia de escuchar a Dios y la importancia de escuchar al hermano incluso cuando se canta; esta escucha se transforma en arte, arte de amar.